Biblioteca pública de Novo Mesoiro, cuando no hay otra alternativa

Hace unos días apareció en el blog una magnífica idea de Juan Rua sobre bookcrossing en el barrio y El Ideal Gallego al verlo se puso en contacto con la gente del barrio y decidió publicar un artículo, por si alguno no tuvo la oportunidad de verlo aquí os dejo una copia:

Abandone sus libros, no a sus mascotas 

Cuánto mejor sería la vida si, en lugar de “dejar tirado” al cachorro que un día fue regalo de Reyes, esto se hiciese con seres inertes. Y si la acción respondiese a un movimiento que le fuese a dar al objeto una vida más plena… Miel sobre hojuelas.
 

“Este libro no está perdido”. Ése es el principio de la frase con la que está etiquetada cada una de las obras que participan en la iniciativa Book Crossing. Pocos ignoran ya la finalidad y la mecánica de esta idea de origen estadounidense. Uno coge un libro, se mete en la página web www.bookcrossing.com, introduce los datos del mismo -autor, título…- y, automáticamente, este sitio de Internet genera un número de identificación y una plantilla donde escribirlo. Se imprime el formulario, se le pega al manuscrito en el “lomo” y, como decía Joaquín Prat, ¡a jugar! Personas de todo el globo dejan cada día sus “joyas” literarias para que otros las lean y a su vez tener la oportunidad de disfrutar de las de los demás. Como una cadena de favores.

 

La pequeña Mariña se encargó de avisar a su padre que se estaba dejando los libros olvidados
La pequeña Mariña se encargó de avisar a su padre que se estaba dejando los libros olvidados

 
 

Parece que en Novo Mesoiro ha gustado esta iniciativa, al menos a uno de sus vecinos, Juan Luis Rúa Prieto, que decidió ayer colocar un nuevo punto de “cruzamiento de libros” en su barrio. Estos lugares están distribuidos por cada ciudad -en A Coruña hay varios- y, en ellos se pueden recoger o “abandonar” libros. El de Novo Mesoiro pretende, según su impulsor, “testar las expectativas de la lectura en el barrio”. “Tenemos un proyecto de polideportivo y centro sociocultural y queríamos que se hiciese una biblioteca, por eso nos parecía que ver cuánto lee la gente en el barrio podría ser interesante”, señala Rúa.

Si alguien encuentra un ejemplar del libro de Ana Rosa sobre un contenedor, debería planteárselo, a lo mejor no era “para tirar”.

Nota: Hay que señalar que los libros desaparecieron enseguida pero la persona que se los llevó aún no los ha registrado en la web de bookcrossing a pesar de que lleva indicaciones claras y sencillas en su portada para hacerlo. Esperemos que el intercambio altruista de libros continue en el barrio, aunque va a haber que buscar un sitio cubierto por si llueve para que no se mojen los libros.