La junta de compensación de Novo Mesoiro dejó sin rehabilitar el pazo protegido de Feáns

No sorprenderá a muchos que la Junta de compensación haya dejado cosas a medias en Novo Mesoiro, pues cada día aparece más basura debajo de la alfombra (véase parques infantiles, aceras, zonas comunes, etc), lo que si nos sigue inquietando es que todavía no tengamos en nuestro poder el proyecto de urbanización, que es un documento público donde se recoge lo que tenía que hacer la Junta de compensación y mediante el cual podríamos saber si se ha cumplido con lo pactado o no.

Es probable además que hayan dejado otras zonas sin urbanizar, como los parques infantiles que tendría que haber entre la calle Illa Sálvora y Pocomaco, o la zona entre edificios de las calles Ribeira Sacra y Fragas do Eume, que muy inteligentemente le han endosado a las Comunidades de Vecinos.

Un 10 para la Asociación de Vecinos de Feans, por defender su historia y la nuestra también, porque ahora somos nosotros los que vivimos aquí y los que tenemos que cuidar esto.

Pero la pregunta es: ¿Qué resposabilidad tiene el Ayuntamiento en todo esto por no controlar a la Junta de Compensación?

En el Ideal Gallego recogen así la noticia del Pazo

La construcción del polígono residencial de Novo Mesoiro se ha dejado por el camino parte del patrimonio histórico de Feáns, pese a que, desde un principio, esta cuestión ya fue objeto de preocupación entre los vecinos de la zona, cuando se presentó el proyecto de urbanización. A escasos metros de donde se construirá el nuevo centro cívico que dará servicio al barrio, se mantienen a duras penas algunas de las paredes que tiempos atrás sustentaron el conocido popularmente como Pazo Encantado, aunque también denominado como San Vicenzo de Elviña. El edificio, hoy en ruinas, fue construido en el siglo XVIII por dos prohombres de la época y ya en pleno siglo XX el departamento de Patrimonio de la Xunta de Manuel Fraga le otorgó la catalogación de protegido, con el objetivo de frenar su deterioro y poder acometer su recuperación.

Sin embargo, la maleza continúa apoderándose de su estructura, ante el malestar de los vecinos de Feáns, que recuerdan que la obligación de la junta de compensación de Novo Mesoiro era la de acometer la rehabilitación del edificio. De hecho, desde la entidad vecinal, su presidente, José Ramón Cernadas, recuerda que cuando se constituyó la gestora, esta adquirió el compromiso de destinar una partida a recuperar el conjunto ubicado en la parte alta de la ladera del monte. “Se destinó dinero a ello, pero los trabajos no se hicieron”, indicó el portavoz vecinal. “Hay documentos en los que esta actuación está contemplada”, apunta.
Los residentes en el entorno quieren ahora, en primer lugar, conocer el destino de esa partida presupuestaria, y, además, que la junta de compensación asuma la responsabilidad de la rehabilitación de estos vestigios históricos, que podrían pasar a formar parte del inventario patrimonial municipal.
Con todo, la agresión al patrimonio de Feáns no sólo está reflejada en el abandono al pazo, sino también al resto de edificios que conformaban el entorno de la vivienda, un palomar y una capilla. Del primero, al igual que la casa, apenas se mantienen en pie unas cuantas piedras, mientras que la segunda fue “arrasada” en 2002 por la acción del hombre.
Las obras de la nueva urbanización provocaron la desaparición de esta construcción, datada en la misma fecha que el pazo. Una excavadora la tiró abajo para construir la carretera que hoy en día conduce hasta la explanada en la que se asentarán el futuro polideportivo y el centro cívico.
Para los residentes en el entorno, la actuación supone la pérdida de “300 años de historia”. Aunque todos culpan a la junta de compensación, algunos creen que también el Ayuntamiento debería rendir cuentas, con el fin de que haga pública su postura sobre lo que creen es un “atentado” contra el patrimonio histórico no solo del pueblo de Feáns, sino también de la propia ciudad.
Por el momento, según señalan desde la asociación de vecinos, la junta de compensación aún no se ha disuelto, pues la urbanización del polígono aún no está rematada. Por ello, los afectados consideran que aún están a tiempo de reclamar que se acometan los trabajos. Los vecinos incluso sugieren que se convierta en la Casa del Labrador, una especie de museo para recuperar los modos de vida tradicionales de Feáns.

Foto Xose Castro para la Voz
Foto Xose Castro para la Voz

Sin embargo, la maleza continúa apoderándose de su estructura, ante el malestar de los vecinos de Feáns, que recuerdan que la obligación de la junta de compensación de Novo Mesoiro era la de acometer la rehabilitación del edificio. De hecho, desde la entidad vecinal, su presidente, José Ramón Cernadas, recuerda que cuando se constituyó la gestora, esta adquirió el compromiso de destinar una partida a recuperar el conjunto ubicado en la parte alta de la ladera del monte. “Se destinó dinero a ello, pero los trabajos no se hicieron”, indicó el portavoz vecinal. “Hay documentos en los que esta actuación está contemplada”, apunta.
Los residentes en el entorno quieren ahora, en primer lugar, conocer el destino de esa partida presupuestaria, y, además, que la junta de compensación asuma la responsabilidad de la rehabilitación de estos vestigios históricos, que podrían pasar a formar parte del inventario patrimonial municipal.

Con todo, la agresión al patrimonio de Feáns no sólo está reflejada en el abandono al pazo, sino también al resto de edificios que conformaban el entorno de la vivienda, un palomar y una capilla. Del primero, al igual que la casa, apenas se mantienen en pie unas cuantas piedras, mientras que la segunda fue “arrasada” en 2002 por la acción del hombre.

Fuente el ideal gallego