Novo Mesoiro nació viejo

Los residentes en el barrio exigen al Ayuntamiento que repare los desperfectos que suponen un riesgo para los viandantes

Así lo publica la opinión:

 Piedras en las aceras, muros sin asegurar, zonas verdes invadidas por la basura y la vegetación, aceras rotas y vallas caídas son algunos de los desperfectos que sufren los vecinos de Novo Mesoiro, un barrio que se construyó hace cinco años y para el que se usaron materiales de hace veinte. El suelo de la pista de baloncesto es de gravilla y cemento y las losetas de las entradas a los garajes se rompen con el peso de los coches

TANIA SUÁREZ | A CORUÑA Un grupo de niños se columpia en el parque de la avenida Novo Mesoiro, en el que hay una farola de la que salen cuatro tornillos; un menor acompañado por su padre camina cerca de una fuente de la que le es imposible beber porque no llega, es demasiado alta; una pareja pasea por la calle Fragas do Eume cargada con bolsas de supermercado y esquiva una piedra que se cayó de un muro sin asegurar; y una joven no puede subir al autobús con el carrito de su hija Lucía porque el vehículo es antiguo y carece de rampa. La asociación de vecinos del barrio, que fue construido hace cinco años, advirtió al Concello una y otra vez de estas deficiencias, pero en las calles de Novo Mesoiro sigue habiendo gravilla, los coches tienen que pasar por baches para entrar y salir de los garajes y las aceras no soportan el peso de las vallas metálicas.
«No nos quejamos de las cosas que están rotas por vandalismo, sino por las que están mal hechas. El Ayuntamiento recepcionó todo de las constructoras y ahora se tiene que hacer cargo», recalca el presidente de la entidad vecinal, Óscar Mena, quien advierte de que los vecinos se pueden lesionar en algunos lugares del barrio que están descuidados. En la zona alta de Novo Mesoiro los matorrales de lo que iba a ser una zona verde cubren un agujero y la vegetación también oculta las barandillas, que están rodeadas de basura. «Antes el agujero estaba lleno de agua y llamamos a la Policía Local. Ahora lo dejaron así, sin vallarlo ni nada. Es un peligro para los niños porque corren por cualquier sitio y se pueden caer», denuncia Mena.
Las maquetas del barrio que les presentaron a los compradores nada tienen que ver con la realidad. En ellas, según los miembros de la asociación, había espacios verdes entre los inmuebles de Ribeira Sacra y Fragas do Eume. En su lugar, hay un terraplén que aprovechan algunos vecinos para llevar a defecar a sus perros y en el que crece vegetación de todo tipo. El desnivel hace imposible cruzar de unos edificios a otros sin bordear las calles.
Los viandantes corren peligro cuando caminan por el extremo de la calle Fragas do Eume que tiene un muro sin asegurar. «Caen piedras porque están inseguras», dice uno de los miembros de la directiva del colectivo vecinal mientras enseña uno de los pedruscos que se desplomó de la pared. Al final de la vía hay una rotonda que tiene piedras como elementos decorativos. «Son un peligro porque si se da contra ellas cualquier motorista se mata», comenta el presidente de la asociación, quien exige al Ejecutivo municipal que las retire.
El colectivo vecinal también reclama al Ayuntamiento que cambie las tres fuentes que hay en las inmediaciones de los parques infantiles y en las que el Gobierno local invirtió 18.000 euros. Dos de ellas no funcionan y la que echa agua está rota. «Son muy de diseño, pero no sirven. La gente está harta. Son demasiado altas para los niños y no pueden beber», aseguran los dirigentes de la asociación. Los residentes en Novo Mesoiro critican la inversión que realizó la Concejalía de Infraestructuras, ya que las fuentes son «de diseño», pero no prestan servicio. «¿Qué les costaba poner unas como las de toda la vida?», pregunta Mena.
El suelo de gravilla y cemento de la cancha de baloncesto, la única instalación deportiva que tiene el barrio, recuerda «a las de toda la vida». En la pista se abren continuamente grietas y agujeros, sobre todo en verano, cuando hace sol. Un joven residente en el barrio se lesionó durante un campeonato de baloncesto debido al estado en el que se encuentra el campo. El jugador tropezó en un agujero y tuvo que ser trasladado al hospital, donde le dieron seis puntos en la barbilla.
La Concejalía de Deportes instaló canastas nuevas hace unos meses porque estaban rotas. El agujero del campo no es el único que hay en la pista deportiva, ya que hay varios en el cierre de color verde que la rodea. Los residentes en Novo Mesoiro aseguran que esperan impacientes a que termine la construcción del polideportivo para poder practicar deporte en unas instalaciones adecuadas.
Los niños de Novo Mesoiro, el barrio con más natalidad de la ciudad, también sufren las deficiencias de la zona. Los pequeños juegan en parques infantiles con suelo de tierra y los juegos son escasos. La asociación de vecinos exigió al Ayuntamiento que reformase las áreas y sustituyese la arena por goma. Los vecinos sospechan que el Concello realizará cambios en el lugar habilitado para los más pequeños porque el martes de la semana pasada retiró los juegos de uno de los tres parques del barrio.
La arenilla de las áreas infantiles, que están sin revisar desde hace cuatro años, y las piedras de las zonas sin pavimentar invaden las aceras. «Deberían hacer los bordillos un poco más altos para que no pasase la arena», opinan los afectados. Muchas de las aceras de Novo Mesoiro están rotas porque el material que hay debajo de las losetas, según los perjudicados, incumple la normativa referente a materiales del plan urbanístico de la ciudad. Los pavimentos se quiebran, sobre todo, en los garajes porque no soportan el peso de los coches. Los vecinos advierten al Concello de que no pondrán vados en los aparcamientos porque si lo hiciesen tendrían que hacerse cargo de reparar las aceras. «Es algo que corresponde al Ayuntamiento porque las recepcionó así de las constructoras», destaca Mena. La mala calidad del pavimento hace que ceda con las vallas, que se caen. Algunas de las barandillas que están rotas permanecen unidas a otras con tiras plásticas de color negro.
La asociación de vecinos asegura que no cesará en su empeño de adecentar el barrio. Mientras, la vegetación invade los parques y los viandantes esquivan piedras.